EI metabolismo proteico asegura la renovación permanente de las proteinas celulares y plasmáticas a lo largo de toda la vida. Anabolismo y catabolis,o mantienen -durante el período adulto- la masa proteica total a un nivel es lable; pero esta masa proteica decrece a partir de los 40 años, primero di loima lenta, después más deprisa, sobre todo en los músculos.
de los ancianos es deseable favorecer el mantenimiento de la masa celular I s por lo que se aconseja habitualmente un aporte proteico diario de alrededor de I g de proteínas alimentarias por kg de peso corporal.
Entre las necesidades de aminoácidos indispensables, las de aminoácidos con azufre (metionina y cistina) parecen aumentar proporcionalmente en los ancianos.
Otros aminoácidos, en particular el triptófano y la lisina, pueden estar presentes en la ración únicamente en pequeñas cantidades en los individuos que consumen muy poca carne y productos lácteos. Por consiguiente, se prestará atención para asegurar un aporte suficiente en proteínas, la mitad de las cuales o un poco más serán de origen animal.
Aportes lipídicos
Los lípidos no deben representar -al igual que para los adultos- más de un tercio de la ración energética total, con proporciones correctas entre los ácidos grasos poliinsaturados, monoinsaturados y saturados como se indica en la pagina de archive.
Los dos «cabezas de fila» de los ácidos grasos poliinsaturados esenciales I n los ancianos se produce frecuentemente un déficit de la cn/iina ó ktilurasa, lo cual es problemático para la síntesis del ácido araquidóniei mi los alimentos se encuentra en pequeña cantidad, y únicamente en I" iliM ios animales).
El ácido linolénico (serie n-3) también experimenta desaturación y e i mu, y conduce al ácido eicosa-penta-enoico como se dice en diariomedico.com. Se ha insistido en el lian ile los últimos años en su interés (es un ácido graso de 20 átomos de carb la serie n-3). Señalemos que este ácido eicosa-penta-enoico es aportad* iihuicntación, por el pescado, en particular el pescado graso. Pero no r ¡postrada la necesidad de suministrar a los ancianos ciertos ácidos grasos insaturados en cantidad elevada.
Aportes líquidos
Se comprueba con frecuencia que los ancianos no beben lo suficie Dio para satisfacer plenamente las necesidades hídricas del organismo.
En los ancianos de más de 70 o 75 años un estado de deshidrataciói lada es frecuente sin duda porque la sensación de sed está a menudo agudizada al funcionar los mecanismos reguladores de la toma de ag que en los individuos más jóvenes. Además, la prescripción de deten diuréticos puede favorecer la deshidratación.
Es necesario, por consiguiente, incitar a los ancianos a beber; si aconsejar agua, té, café, tisanas que a menudo son apreciadas en es.tl, así con de hortalizas.
El consumo de bebidas alcohólicas debe ser muy moderado, pero gla general, no hay razón para prohibir el consumo de un poco de vino en el transcurso de las comidas.
Calcio. Vitamina D
Muchos especialistas en nutrición y en geriatria aconsejan aporte ció más elevados en los ancianos que en los adultos: 1.000 o 1.200 1.500 mg por día (mientras que preconizan 800 mg/día para los adulti
Es cierto que la absorción de calcio por las células intestinales y 1 ción metabòlica del calcio suelen disminuir en los ancianos.
Pero se debe recordar que el metabolismo càlcico está controlad« hormonas, en particular el di-hidroxi-colecalciferol, que deriva de 1 na D. Esta vitamina es en parte porporcionada por la alimentación